El sector agroalimentario en Catalunya mueve cada año alrededor de 50.000 millones de euros que son repartidos entre las diferentes partes que participan en la cadena de valor, como entidades productoras, intermediarias o puntos de venta a los consumidores y consumidoras.
Entre el proceso de producción y el consumo final de un alimento hay varias fases por las que pasa, y, de la misma manera, hay diferentes personas que trabajan en estas fases, por lo que el precio de un producto va encareciendo a medida que pasa de una fase a otra.
Desde los campesinos y campesinas hasta las tiendas, todas las partes asumen unas tareas que suponen costes y gastos: mano de obra, tratamientos, embalaje, transporte, almacenamiento, salarios de personal o mermas del producto. El incremento del precio se ve marcado por estos costes, pero también por la necesidad de todas las partes de conseguir beneficios.
El precio en cada eslabón: alcachofas
En el caso de la alcachofa, un alimento de proximidad a El Prat, algunos productores y productoras calculan “unos 0,80€ de coste“, por lo que después las venden a 1€/kilo. Una vez que las cooperativas compran el producto, llegan a venderlo a 1,50€, “aunque cada semana el precio cambia“. Después, los y las comerciantes que compran la alcachofa a 1,50€ llegan a poner un precio de venta de 2€.
Así, un producto que comienza con unos costes que no llegan al euro terminan suponiendo un gasto para los consumidores y consumidoras de más del doble del precio inicial. Este hecho no sorprende a nadie, ya que se entiende que “cada persona que toca el producto quiere sacarse un beneficio“.
Conoce más datos sobre los precios y márgenes de la cadena de valor: https://www.ccma.cat/324/del-camp-a-la-botiga-com-sencareixen-els-preus-dels-aliments/noticia/3283560/