El CREDA participa en un proyecto que utiliza el microbioma para reducir el desperdicio alimentario

  • FOODGUARD forma parte del programa Horizon Europe de la Comisión Europea y pretende alargar, monitorear y predecir el estado de la vida útil de alimentos perecederos a través del estudio y uso de materiales microbianos
  • Para Djamel Rahmani, líder de la participación del CREDA en el proyecto, “esta iniciativa lucha por presentar nuevos productos que puedan influir en las decisiones de compra”

19 de febrero de 2024

El Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA) participa en el proyecto FOODGUARD, una iniciativa impulsada por la Comisión Europea dentro del programa de ayudas a la investigación Horizon Europe. El proyecto, que se inició en enero de 2024, tiene por objetivo analizar y utilizar el microbioma (conjunto de microorganismos, genes y condiciones medioambientales que los rodean) para conseguir una reducción de la pérdida y el desperdicio alimentario.

FOODGUARD integra un conjunto de entidades socias que se dedican a distintos sectores, para aprovechar el enfoque multi-actor intersectorial que facilita la profesionalidad en todos los ámbitos de trabajo (work packages). Así, el objetivo del proyecto es desarrollar soluciones que puedan servir de soporte a las innovaciones y avances basados en el microbioma. Las herramientas creadas se aplicarán, junto con tecnologías digitales, a toda la cadena de valor, en fases como el procesamiento o embalaje de alimentos.

Con esta iniciativa, la Comisión Europa busca conseguir tres objetivos principales: (1) alargar la vida útil de los alimentos perecederos como la carne, el pescado, las verduras y el queso; (2) implementar políticas receptivas que involucren a los consumidores y mejoren la confianza en el sector; y (3) permitir el seguimiento y predecir el deterioro de los alimentos, proporcionando transparencia en los suministros.

La participación del CREDA está liderada por Djamel Rahmani, Doctor en Análisis Económico y Estrategia Empresarial y se basa en “hacer un mapeo de las expectativas de los actores clave teniendo en cuenta operaciones, procesamiento y embalaje”. Además, el equipo del centro catalán deberá realizar 5.000 encuestas a consumidores y consumidoras de Europa “para conocer su demanda por envases sostenibles y por las innovaciones propuestas en el proyecto“, explica Rahmani.

El doctor explica que el objetivo final de la tarea es “identificar los retos de las partes interesadas y mejorar aspectos como la calidad de los alimentos o la transparencia de la cadena alimentaria“. Así, toda la información recogida se utilizará para estimar los efectos socioeconómicos de las innovaciones.

Para Rahmani, “colaborar en este tipo de proyectos es una gran oportunidad, ya que no sólo contribuye a la reducción del desperdicio alimentario, sino que también lucha por escuchar a los consumidores y consumidoras y presentar nuevas productos que puedan influir en sus decisiones de compra”, en este caso envases sostenibles.

Actualmente, la industria agroalimentaria se enfrenta a varios retos entre los que se encuentran: el aprovisionamiento de alimentos a nivel mundial (food security), y la seguridad de alimentos aptos para el consumo humano (food safety). La Unión Europea lucha por conseguir estos objetivos, al tiempo que se mantienen unos procesos de producción dentro de las limitaciones ambientales. Así, la realización de proyectos como FOODGUARD pretende garantizar un sistema saludable, justo y ecológico.

Envases con cultivos protectores, indicadores de temperatura temporal y etiquetas impresas inteligentes, son algunas de las herramientas que se encuentran en la agenda de la nueva iniciativa. Con su realización y desempeño, el conjunto de socios y socias participantes buscan aumentar la calidad, la seguridad y la transparencia de las actividades, potenciando la confianza y la aceptación de sus productos, a la vez que reducen la impronta ecológica y de carbono.

El proyecto FOODGUARD está liderado por Smart Agro Hub Anonymi Etairia (Grecia) y cuenta con un total de 19 entidades socias de 11 países: Alemania, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Chipre. La representación de España está repartida entre la Asociación de Investigación de Industrias Cárnicas del Principado de Asturias (Oviedo), Mataderos Industriales Soler S.A. (Málaga) y el CREDA (Castelldefels).