Publicado el 17 de septiembre de 2020
Volvemos de vacaciones con nuestro último byte. Hemos sacado muchas conclusiones que nos ayudarán a seguir aportando nuestro grano de arena al desarrollo del sector y cerramos el ciclo de COVIDBytes poniendo en evidencia lo que éste reclama. El sector pide mayor apoyo a las empresas, promoviendo el consumo de proximidad y asegurando los canales de venta. Entre las medidas más populares están la regulación de precios, la flexibilidad de los trámites administrativos y el acceso a financiación.
El sondeo sobre el impacto de la COVID19 en el sector agroalimentario ha puesto de manifiesto la rápida capacidad de reacción del sector. Como hemos visto en anteriores Covidbytes, gran parte de las explotaciones y empresas agroalimentarias adoptaron medidas específicas para paliar los efectos de la situación derivada de la crisis sanitaria y el estado de alarma.
En el sondeo se incluyó un apartado abierto a las opiniones y recomendaciones que el sector hacía de cara a mejorar su situación. En él, se preguntaba a los participantes sobre las medidas de apoyo que ellos creían necesarias para disminuir las consecuencias de la crisis sanitaria en el sector agroalimentario. El objetivo es aprender de las experiencias vividas durante la pandemia de cara a prevenir los impactos que esta ha generado en el sector agroalimentario, para elaborar planes de emergencia para el futuro. La coordinación entre el sector y la administración, a la vez que la rápida capacidad de respuesta, son piezas clave para futuras crisis.
Las personas que participaron sugirieron mediadas directamente relacionadas con la situación derivada del estado de alarma como la apertura de nuevo de los mercadillos municipales, promover el consumo de productos locales entre los consumidores, facilitar las medidas de seguridad y las pruebas PCR o mitigar la pérdida del canal HORECA. A ello se le sumaron las reclamaciones tradicionales de un sector que se encuentra, desde hace años, en una situación de crisis permanente. Estas medidas buscan mejorar la sostenibilidad del sistema alimentario, tanto en su dimensión económica, ambiental como social.
Algunas de estas reivindicaciones apuestan por la necesidad de un cambio profundo del sistema alimentario hacia una transición hacia un modelo agroecológico y socialmente responsable; una mejora en infraestructuras como la apertura de mataderos móviles, facilitación del transporte conjunto de los alimentos y la compra pública como manera de promover el consumo de productos locales por parte de los consumidores. Además, mencionaron la regulación de precios a lo largo de la cadena alimentaria, de forma que garanticen un precio digno para los agricultores y ganaderos; evitar la especulación y limitar la burocracia.
De manera mayoritaria, los participantes reivindican el apoyo a un modelo agroalimentario de proximidad, con centralidad de los circuitos cortos de comercialización. “Priorizar la venta del producto nacional, sobre todo el de ganaderías extensivas que son sostenibles y buenas para nuestro medio ambiente y por supuesto más sanas. Mercados de productores locales.” Así lo explicaba un ganadero de bovino en extensivo, uno de los sectores que más ha visto afectada su actividad y del que han emergido muchas iniciativas de comercialización alternativas.
“Facilidades de liquidez y apoyo en las explotaciones pequeñas para la transformación agroalimentaria. Ayuda en cerrar los círculos y en promover el vínculo productores-consumidores” (ganadero en extensivo).
Los comentarios muestran una preocupación global sobre el papel que tiene la actividad agroalimentaria en el desarrollo de las zonas rurales y su población, la provisión de alimentos de calidad y saludables y el mantenimiento de los ecosistemas. Por ello, piden a la administración apoyo directo a las empresas para asegurar la financiación del sector sin que eso suponga un endeudamiento desorbitado, mayor flexibilidad en trámites burocráticos para ahorrar costes y tiempo invertido, así como acompañamiento para poder abrir nuevos canales, formación, etc.
“Promover pequeñas explotaciones, diversificadas, para la producción local, favoreciendo aquellas que promuevan la diversidad e intensivas en mano de obra” (agricultor, especializado en horticultura).
Reivindican la calidad de sus productos y las prácticas sostenibles, tanto ecológicas como aquellas socioeconómicas que favorezcan el desarrollo local. Sin embargo, no es solo cuestión de dinero sino también de dotar de infraestructuras para favorecer la elaboración y comercialización de esos productos a través de mataderos móviles o municipales, obradores compartidos o mejora logística. También, muchos reclaman una regulación que fije unos precios mínimos en la compra venta de alimentos, para mejorar la situación de las personas productoras y también la accesibilidad para los consumidores.
Por tanto, no se trata solamente de encaminarse a un modelo más armonioso con el medio natural sino de apoyar uno que permita unas buenas condiciones de vida para las personas trabajadoras en el sector agroalimentario.
Cerramos el ciclo de COVIDbytes dando las gracias a todas las personas que participaron en el sondeo, sus opiniones son imprescindibles para poder continuar trabajando por el desarrollo del sector. Seguimos!