Amèlia Sarroca, técnica de soporte a la investigación
Ayer, día 4 de marzo, fue el Día Mundial de la Obesidad, una jornada que tiene como objetivo concienciar a la población de los efectos perjudiciales del sobrepeso y la obesidad y también evitar la estigmatización que se puede tener hacia las personas que se encuentran en esta situación.
Vivimos en una situación en la que las redes sociales tienen gran incidencia en el día a día, la presión estética sobre la población, especialmente las mujeres, tiene un grave impacto negativo sobre todo en las y los adolescentes. Es necesario un espíritu crítico en el uso de las redes sociales y herramientas para lograr una alimentación saludable y sostenible, y una relación sana con el acto de comer. Las redes sociales tienen una clara influencia en la difusión de la alimentación, de restaurantes, platos, recetas y seguir un estilo de vida. Son, por tanto, herramientas que pueden tener una gran incidencia positiva.
El ejercicio, un posible remedio
Pero la actividad física es un importante pilar en la prevención de la obesidad. Hacer ejercicio es un remedio a factores emocionales que tienen gran impacto en el sobrepeso y la obesidad. Cuando realizamos una actividad física la mente produce endorfinas, que generan un estado de bienestar emocional que mejora la autoconfianza y la autoestima, además de los beneficios físicos de tener rutinas que impliquen el movimiento. Quizás nos puede parecer una realidad muy lejana, pero según los resultados de la Encuesta de Salud de Cataluña 2022, más del 38,9% de los niños y niñas de seis a doce años en Cataluña tienen sobrepeso (el 25,2% tienen sobrepeso y el 13,7% obesidad). La dificultad del acceso a una alimentación sana y saludable es una clara limitación, pero es necesario proveer herramientas para tener hábitos alimenticios y de actividad saludables.
Proyectos para conseguir el cambio
En relación con todos estos puntos, HealthyW8 trabaja para elaborar una herramienta para poder prevenir el paso del sobrepeso a la obesidad, un paso que es difícil de revertir y conduce a muchos problemas de salud a medio y largo plazo.
CREDA participó y dinamizó una jornada el pasado viernes (01/03), para validar las mejores herramientas a implementar en una intervención que incluirá aspectos sociodemográficos, psicológicos/conductuales, actividad física y diferentes patrones dietéticos con una recomendación de platos y compras. Asimismo, participaremos en un piloto con infantes y sus familias, con el fin de evaluar las intervenciones y validar su impacto.
Os invitamos a tomar una perspectiva sensible con una realidad muy presente en nuestro continente y del conocido como mundo occidental, donde vivimos sobrealimentados pero malnutridos en muchos casos. Tenemos huerta de proximidad, tenemos agricultores y agricultoras que trabajan de sol a sol para poder abastecernos de alimentos frescos, pero gran parte de ellos no llegan al consumo final y se pierden a lo largo de la cadena.
Los cambios en la conducta, una gran ayuda
Por otra parte, seguir las recomendaciones de la Asociación Mundial de Obesidad (WOF en sus siglas originales) para ser empáticos con el problema del sobrepeso y la obesidad, especialmente en la obesidad infantil. Cambiar la manera en que hablamos y comunicamos sobre esta compleja cuestión es un pilar, que requiere centrarse en las personas para evitar el estigma, utilizar expresiones como niños y niñas con sobrepeso o que viven con obesidad, ya que la manera en que hablamos del sobrepeso y la obesidad puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional de las personas afectadas y sus familias. Todos y todas nos necesitamos, vivimos en una sociedad en la que las relaciones entre personas tienen un gran impacto en nuestro día a día y nuestra salud mental, y en consecuencia, la salud física.
¡¡Cuidémonos!!