Amèlia Sarroca, técnica de soporte a la investigación
La Dieta Mediterránea es considerada una de las más saludables gracias a su aportación en nutrientes esenciales, proteínas de origen vegetal, y bajo contenido en grasas saturadas y sal. En CREDA, trabajamos en un ambicioso proyecto con el objetivo de mejorar la adherencia a la dieta mediterránea de toda la familia: SWITCHtoHEALTHY.
Pero aun vivir en un país Mediterráneo, nuestra adherencia a este modelo tan sano y sostenible está por ver… por eso debéis estar atentos y atentas al proyecto SWITCHtoHEALTHY.
Para el tiempo de frío, comidas calientes
Especialmente cuando llega el frío, tendemos a hacer comidas más contundentes, con el malentendido de que una comida más calórica nos ayudará a pasar el frío. No es así. Necesitamos comer caliente, el cuero nos lo pide, pero eso no implica subir el contenido de grasas y carne en nuestra dieta.
El mismo cocido o sopa de Navidad, contiene una rica variedad de verdura, con las coles como grande representante de las brásicas, que nos aportan fibra, vitamina C y unos altos componentes anticancerígenos (los glucosinolatos), la zanahoria, el apio… bien aplastado con garbanzos y con aceite de oliva virgen, son un buen plato navideño de origen vegetal, con un buen contenido en proteína y hierro al que solo faltaría acompañar con unos cítricos de postre o una ensalada de hoja verde cruda, para absorber bien el hierro de la legumbre (no solo las lentejas tienen).
Controlemos las calorías que comemos
Si no llevamos a cabo una vida sedentaria, debemos consumir más calorías en invierno, ya que gastamos más en regular la temperatura corporal (homeostasis) , pero en el caso de estar sentadas y sentados en un despacho con calefacción, no tenemos más consumo ni necesitamos más calorías en la dieta.
Lo importante es garantizar los nutrientes que necesitamos y que nos aporta la temporada. Verduras de hoja verde como las acelgas, las espinacas, la rúcula que encontramos todo el año, nos aportan minerales, fibra y vitaminas.
Conoce mejor la familia de las brásicas
Y las reinas del invierno, las brásicas, tan variadas y de las cuales se hace investigación continuada para recuperar variedades tradicionales. Coles (de Navidad, de Pascua, de Bruselas, blanca, lombarda, kale…), coliflores de todos los colores, bimi, romanesco (¡la perfección de la naturaleza con sus fractales!). No terminaréis nunca las recetas, hay muchas creativas con variedades tanto conocidas como desconocidas.
¿Conocéis los espigalls? Los compañeros y las compañeras de la Fundación Miquel Agustí ayudaron a recuperarlos, una brásica propia del Garraf, que hace las delícias de aquellos que recuerdan su gusto de la infancia. No dudéis en probarlos si vais un día por la zona.
Eso sí, ¡intentemos apostar siempre por los productos de proximidad!
En los prados del Mareseme y del Baix Llobregat, empezamos a ver coger madurez a las plantas de habas y guisantes, legumbres frescas muy ricas en fibra y proteína, muy arraigadas a la cultura catalana.
¡No nos olvidemos de la alcachofa! En el mejor momento de la temporada, las encontraremos bien duras, sin pelos, más aprovechables y con una diversidad de cocciones increíble. Podremos encontrar hasta mayo, pero es en los meses de frío cuando más buena es. Procurad comprar la de origen Cataluña, y si tenéis suerte de encontrar la variedad tradicional Blanca de Tudela, daréis soporte a los payeses y payesas de la zona que aún buscan salvar una variedad que hace muchos años se cultiva en el Baix Llobregat y en las Terres de l’Ebre. Las alcachofas ayudan a limpiar el organismo, a la digestión de grasas (por lo tanto, al control del colesterol) y tienen bajo contenido calórico y propiedades diuréticas.
Así, 4 consejos para el invierno: (1) brásicas de todas formas y colores, (2) cítricos y verduras de hoja verde cruda para aportar vitamina C, (3) legumbres al menos en 4 comidas cada semana, para ayudar al cuerpo y al planeta, y (4) alcachofas duras y llenas de sabor, que os ayudarán a desinflar.
Salud, y buen invierno,