En busca de la sostenibilidad por medio de nuevas variedades vegetales

 Sergio Urioste, Ingeniero en Ambiente y Desarrollo

En un mundo cambiante como en el que vivimos, la investigación y la innovación son característica clave en las que las empresas e instituciones invierten para encontrar soluciones y mejoras que hagan de las sociedades entornos más sostenibles. El sector agrícola no deja de lado esta oportunidad e invierte en el desarrollo de nuevas variedades vegetales.

Sergio Urioste es Ingeniero en Ambiente y Desarrollo y ha enfocado su tesis doctoral en “el impacto de innovaciones en el proceso de registro de nuevas variedades vegetales“. Para él es interesante trabajar en acciones que impulsen el desarrollo de nuevas variedades, “ya que, desde los inicios de la agricultura, los seres humanos hemos aprendido a domesticar las diversas especies para adaptarlas a nuestras necesidades“, comenta.

Pero, ¿qué son las variedades vegetales?

De igual manera que los animales y otros seres vivos, las plantas desarrollan características adecuadas al ambiente que las rodea, haciendo que una misma especie pueda tener miles de variedades. Así, Urioste las define como “grupos de plantas dentro de una especie que tienen características diferentes de otras variedades“. Además, estas características se transmiten “de generación en generación“.

Lo podemos explicar con el ejemplo del trigo: las variedades que crecen al norte de Europa tienen características que permiten la adaptación al frío, mientras que las del Mediterráneo se adaptan mejor a los climas secos.

Por tanto, desarrollar diferentes variedades de plantas y vegetales nos permite incrementar tanto el rendimiento de los cultivos, como otras características de interés. De este modo, “si comparamos las variedades cultivadas hoy en día con las que se cultivaban hace cien años, veremos que ahora son mucho más productivas“, asegura el doctorando.

Beneficios para todo el mundo: mercado y consumo

A pesar de conseguir variedades de muy alto rendimiento, la investigación y el desarrollo de variedades vegetales es una actividad constante. Según Urioste, tanto mercado como consumo siempre piden novedades, “con el paso del tiempo las variedades existentes tienden a erosionarse genéticamente y pierden sus características“.

La creación de nuevas no solo está enfocada a mejorar el rendimiento de los cultivos. Desde el punto de vista productivo hay diversos motivos que demandan la necesidad de innovar como: el uso eficiente de insumos; la resistencia a plagasenfermedadesfactores climáticos; el incremento de ingresosreducción de costes de producción; el uso eficiente del agua; o la reducción del uso de agroquímicos.

En lo que se refiere a los consumidores y consumidoras, el desarrollo de nuevas variedades, “facilita una oferta de alimentos más amplia con estabilidad en los precios“, además de una gran variedad de alimentos de una misma especie con “mejor calidad nutricional y amplia gama de sabores, colores y texturas“, explica el experto.

Cataluña y España dentro del panorama global

Esta es una práctica global. Según la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), el año 2022 se protegieron alrededor de 15.000 variedades vegetales nuevas repartidas principalmente entre China, Países Bajos, Estados Unidos de América, Reino Unido, Francia y Alemania. Aun así, el territorio español también invierte en el desarrollo de nuevas variedades, siendo el 12º país con más registros ese año.

Por lo que respecta a España y Cataluña, existe un sector agrícola muy activo en el desarrollo de nuevas variedades, tanto por la vía pública como privada“, destaca Urioste que remarca “la presencia de variedades locales muy cotizadas tanto dentro como fuera del territorio“, por su sabor y calidad.

Un ejemplo de esta diversidad lo encontramos en el sector vitícola español, donde existen variedades de uva muy conocidas internacionalmente: Tempranillo (La Rioja), Garnacha (Aragón) o Charelo (Cataluña).

Acuerdos entre producción y legislación

‘INVITE’ es un proyecto europeo en el que Urioste participa en representación de CREDA, junto con José M. Gil, director del centro. Esta iniciativa nace con el objetivo de desarrollar innovaciones tecnológicas e institucionales, como marcadores moleculares o drones, que puedan hacer más eficiente el proceso de registro de las variedades vegetales antes de ser comercializadas.

Por su parte, los investigadores de CREDA han evaluado el impacto de estas innovaciones desde el punto de vista económicosocial ambiental. El doctorando explica que para conseguirlo han realizado estudios de preferencia frente a cambios en la regulación y próximamente trabajaran con agricultores y agricultoras para saber “qué atributos tienen más peso en la elección de variedades vegetales, y cuál es su disponibilidad a pagar por estas“.

Una vez tengamos los resultados, informaremos a las personas que toman las decisiones y hacen políticas para guiar la adaptación de la legislación, pero también daremos a conocer las preferencias de productores y productoras a las personas que mejoran las nuevas variedades“. Así, Urioste considera que se ayudará a hacer más eficiente el proceso de registro y se contribuirá al desarrollo de variedades vegetales más resistentes y sostenibles.

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