- El estudio, que ha hecho CREDA en colaboración con la Agència de Residus de Catalunya, se presentó en el marco del Catalonia Hub de la Generalitat de Catalunya en la Seafood Expo Global en mayo
- Según el análisis, la concentración más grande de pérdidas se presenta en los y las agentes dedicadas al comercio minorista en la cadena larga, a causa de la retirada de producto antes de exponerlo a la venta
El Centre de Recerca en Economia i Desenvolupament Agroalimentari (CREDA) ha publicado la ‘Diagnosi de les pèrdues i el malbaratament alimentari al sector de la pesca del lluç i el llucet: quantificació i impacte econòmic’ que ha llevado a cabo con la colaboración de la Agència de Residus de Catalunya (ARC). Saray Ramírez, bióloga y técnica de investigación en CREDA, presentó el estudio el pasado mes de mayo en el marco del Catalonia Hub que la Generalitat de Catalunya dispuso en la Seafood Expo Global.
La diagnosis, que fue encargada por el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural (DACC) el año pasado, presenta las pérdidas y el desperdicio alimentario de la merluza y la pescadilla en Cataluña durante la campaña de 2022, tratando todas las fases de la cadena de valor, desde la captura hasta el comercio en el destino final.
Según el estudio, en la campaña de 2022 se han malgastado un total de 2.746,89 toneladas de merluza y pescadilla durante toda la cadena de valor, incluyendo los residuos comestibles (21,55%) y no comestibles (6,05%).
Aun así, la diagnosis muestra como el producto catalán tiene unas tasas más bajas de Pérdidas y Desperdicio Alimentario (PMA, de las siglas en catalán) que el producto importado, que se rechaza por presencia de anisakis. Además, el precio del producto local es mayor, y esto tiene un impacto en el manejo y transporte del producto, haciéndolo más delicado.
En lo que se refiere al PMA en los distintos eslabones, destaca una mayor incidencia por parte de la figura minorista de cadena larga, ya que se produce una retirada de producto antes de ser expuesto a la venta. No obstante, el estudio muestra que el volumen de desperdicio alimentario en general, es mayor en las grandes superficies (326,39 toneladas), eslabón que recoge la cantidad más grande de producto para comercializar.
En referencia al impacto económico, es necesario tener en cuenta que el 91% de la merluza y la pescadilla es importado y el 9% restante es local. Así, la diagnosis muestra unas pérdidas económicas a precio de venta de 6.230.189,60 €, donde las más afectadas son las grandes superficies, ya que comercializan un volumen más elevado de producto.
Frente a esta situación, el estudio presenta una serie de acciones de prevención con el objetivo de reducir el rechazo alimentario del sector en los próximos ejercicios. Algunas de las actuaciones propuestas son: establecer un mercado secundario para los descartes desembarcados, reducir el nombre de intermediarios, implementar programas de información para el consumo sobre las partes comestibles no aprovechables o disminuir el miedo al consumo de pescado parasitado por anisakis.
EL CONSUMO DE LA MERLUZA EN CATALUÑA
La merluza es uno de los pescados blancos con mayor consumo en el territorio catalán, por delante de otros como el bacalao y el lenguado. Además, está situado en el 4º puesto por volumen de capturas y por recaptación económica en el 2022 para todos los productos pesqueros del territorio. Según su peso existen diferentes categorías: 1-2 es el que se comercializa como merluza de cara a los consumidores y consumidoras, y 3-5 son comercializadas bajo el nombre de pescadilla.
Durante el ejercicio de 2022, en los hogares catalanes se consumieron un total de 9.246,48 toneladas de producto fresco, cifra muy superior a la de congelados. En lo que se refiere a los productos transformados, la merluza y la pescadilla catalanas no tienen destinación en este sector. Aunque sí que hay empresas de transformación en Cataluña, estas utilizan merluza de otros orígenes con precios más bajos.